LA CONSIGNA
Poco importa si eres extranjera a mis abismos.
Aceptarte como si fueras un suspiro del viento,
una flor que me habla, o la pluma que escribe
bajo las estrellas y la acompañan sueños.
Tu consigna te acercas a mis bosques,
y te dejo vivir terrible, distraída.
Te dejo ahí, bajo el verde del pasto
frío, en las mañanas de invierno.
Solo te encuentro a veces
para hallar del rodeo las verdades
que ocultan las palabras
que no te pertenecen.
Te tomaré para dejarte
y ese será el amor,
solo un instante,
adiós terrible desconcierto.
Lucía Serrano
UN MEDIODÍA
Me abandono esta noche,
agonizo hasta el amanecer
para ser colgada,
todo mi cuerpo al viento,
abstinente de culpas
acaricio mis venas,
y el rocio nocturno
corre con la sangre que espera
verme nacer de nuevo,
a pleno sol,
un mediodía
Lucía Serrano
MONTAÑAS ALTAS
Viaje de deseos,
mirada atraída por el paraíso.
Aves alcanzando
sutil altura de las montañas.
Valles perdidos,
ojos ciegos al lado escondido de las laderas.
Nuestra imaginación
siguiendo el punto de partida
creará lo inexistente.
Detrás de las altas montañas
inventaremos lo nuevo.
Zig-zag entre la inmortalizada falta natural
y el alma otorgada por el poeta.
Norberto Demarco
EL SUEÑO DE LOS PÁJAROS
Páginas del hombre,
escribiendo el sueño
de los pájaros.
Libertad insabida,
abriendo sus alas
al infinito mundo de las letras.
Arte poética.
Norberto Demarco
CUERPOS TRENZADOS
Cuerpos trenzados, una fosa común,
cianóticos demonios del pasado,
blanquecinos polvos para ocultarlos.
Manos que volaron
en busca de una identidad,
oculta en algún agujero.
Cuerpos trenzados en la fosa común
bajo la celeste bóveda,
se repite la danza orgiástica,
depredador y presa,
olvido y memoria,
barbarie y humanidad.
Delgada trama por la que aún transitamos.
Ricardo Guimaraynz
ESTA VEZ NO LLORARÉ
La niebla del tiempo me mostraba
desnudo de todo contorno.
Los tentadores filos siempre a la mano,
desechos y sin sentidos,
hicieron un estruendo en el silencio.
En los espejos sólo sombras,
reflejos de creencias,
sin embargo respiraba.
Me veía de pie.
La apariencia de quietud,
último velo caído,
fue la guillotina.
Mi cabeza rodó.
Oscuras gotas de sangre casi extraña,
nutrieron raíces olvidadas,
lo nuevo surgió.
Esta vez no llorare.
Ricardo Guimaraynz
CANTOS INSONDABLES
Desde el pasado remoto
la humanidad cantó
golpeando las manos y retumbando
sus pies desnudos contra la tierra,
generando canciones que siguieron
una trayectoria inasible
marcando los ritmos de
nuestros cuerpos, los ardores
del corazón, la intensidad
del respirar ansioso por la
presa cercana o por la hembra en celo.
Así el hombre desahoga sus penas,
la incertidumbre que flagela las horas,
la certeza de la muerte tiránica.
Los dioses se apiadan
del corazón del hombre,
cantos insondables retornan de los tiempos profundos a reconfortarlo
cuando los deseos se alejan o cuando los hechos
del destino colmados de pecados y
presagios irrumpen en azarosa vía.
Nos siguen acompañando desde siempre
a través de los genes
recordando lo bueno, hermoso o triste
de la gran aventura de vivir.
Edgardo D’Alvia
LA NOSTALGIA
La tarde, la siesta interrumpida,
el sol invernal filtrándose
a través del cortinado.
Mi cuerpo en la esquina del sillón,
recostado sobre el almohadón
con sus flecos blancos como plumas al
viento de los pájaros del amor.
Tu recuerdo sobreviviendo
al tedio de la siesta,
de la ciudad inmensa, adormecida,
ignorante de mí, ensoñando
los colores de los cerros en
la luz del mediodía norteño.
Edgardo D’Alvia
PALABRA AJENA
Recorro el andén...
momento de la espera
último tren que se retrasa.
A lo lejos las ciudades se muestran pequeñas,
silencio que vacía de gente
la estación que bordea mil escenas.
Retiene mi recuerdo
la foto del hombre que jamás conoceré,
cuando nos encontremos, cada vez
seremos otros.
Estoy en la estación esperando
un tren que no sabe dar vueltas,
“estoy en la estación...”
palabra ajena.
Nora Cóliva
PARA NO MORIR II
Para no morir,
saldré a matar
mi propia muerte.
Me burlaré
del recodo en el camino.
Para no morir
Callaré que te quiero mas que siempre.
Para no morir
ensayo sombras y canciones
bailo al compás de velas encendidas.
Para no morir
recuerdo mi cuerpo joven
y a mi lado
tu paz... tendida.
Para no morir
niego que ya estás muerto,
y claudicando todos los silencios
espero tus respuestas.
Nora Cóliva
ERA EL HAMBRE
En dolorosos presagios,
era el hambre del decir
el que nos cobijaba
cual deuda con nosotros
y los otros.
La rémora de dolor
solía marcar el rumbo
de los tiempos
mientras la vida pasaba.
Fuimos los forjadores de ilusiones
abrevando lo posible sin inocencias.
Nuestro ser y sus ansias nunca se saciarán.
Jorge Montironi
LA SIESTA INTERRUMPIDA
La rueda gira a una velocidad lenta
cautivando almas impiadosas.
Norte designado por pasos no dados aún.
Esquiva primavera que se hace luz permanente.
Incesante alarde vano de la llegada.
Restos profundos perturbados de ilusiones
hablarán de la siesta interrumpida.
Los movimientos del universo,
finos hilos de agua entre los dedos
presagian que habrá torbellinos en tu partida.
Jorge Montironi
LA CONSIGNA
Poco importa si eres extranjera a mis abismos.
Aceptarte como si fueras un suspiro del viento,
una flor que me habla, o la pluma que escribe
bajo las estrellas y la acompañan sueños.
Tu consigna te acercas a mis bosques,
y te dejo vivir terrible, distraída.
Te dejo ahí, bajo el verde del pasto
frío, en las mañanas de invierno.
Solo te encuentro a veces
para hallar del rodeo las verdades
que ocultan las palabras
que no te pertenecen.
Te tomaré para dejarte
y ese será el amor,
solo un instante,
adiós terrible desconcierto.
Lucía Serrano
UN MEDIODÍA
Me abandono esta noche,
agonizo hasta el amanecer
para ser colgada,
todo mi cuerpo al viento,
abstinente de culpas
acaricio mis venas,
y el rocio nocturno
corre con la sangre que espera
verme nacer de nuevo,
a pleno sol,
un mediodía
Lucía Serrano
MONTAÑAS ALTAS
Viaje de deseos,
mirada atraída por el paraíso.
Aves alcanzando
sutil altura de las montañas.
Valles perdidos,
ojos ciegos al lado escondido de las laderas.
Nuestra imaginación
siguiendo el punto de partida
creará lo inexistente.
Detrás de las altas montañas
inventaremos lo nuevo.
Zig-zag entre la inmortalizada falta natural
y el alma otorgada por el poeta.
Norberto Demarco
EL SUEÑO DE LOS PÁJAROS
Páginas del hombre,
escribiendo el sueño
de los pájaros.
Libertad insabida,
abriendo sus alas
al infinito mundo de las letras.
Arte poética.
Norberto Demarco
CUERPOS TRENZADOS
Cuerpos trenzados, una fosa común,
cianóticos demonios del pasado,
blanquecinos polvos para ocultarlos.
Manos que volaron
en busca de una identidad,
oculta en algún agujero.
Cuerpos trenzados en la fosa común
bajo la celeste bóveda,
se repite la danza orgiástica,
depredador y presa,
olvido y memoria,
barbarie y humanidad.
Delgada trama por la que aún transitamos.
Ricardo Guimaraynz
ESTA VEZ NO LLORARÉ
La niebla del tiempo me mostraba
desnudo de todo contorno.
Los tentadores filos siempre a la mano,
desechos y sin sentidos,
hicieron un estruendo en el silencio.
En los espejos sólo sombras,
reflejos de creencias,
sin embargo respiraba.
Me veía de pie.
La apariencia de quietud,
último velo caído,
fue la guillotina.
Mi cabeza rodó.
Oscuras gotas de sangre casi extraña,
nutrieron raíces olvidadas,
lo nuevo surgió.
Esta vez no llorare.
Ricardo Guimaraynz
CANTOS INSONDABLES
Desde el pasado remoto
la humanidad cantó
golpeando las manos y retumbando
sus pies desnudos contra la tierra,
generando canciones que siguieron
una trayectoria inasible
marcando los ritmos de
nuestros cuerpos, los ardores
del corazón, la intensidad
del respirar ansioso por la
presa cercana o por la hembra en celo.
Así el hombre desahoga sus penas,
la incertidumbre que flagela las horas,
la certeza de la muerte tiránica.
Los dioses se apiadan
del corazón del hombre,
cantos insondables retornan de los tiempos profundos a reconfortarlo
cuando los deseos se alejan o cuando los hechos
del destino colmados de pecados y
presagios irrumpen en azarosa vía.
Nos siguen acompañando desde siempre
a través de los genes
recordando lo bueno, hermoso o triste
de la gran aventura de vivir.
Edgardo D’Alvia
LA NOSTALGIA
La tarde, la siesta interrumpida,
el sol invernal filtrándose
a través del cortinado.
Mi cuerpo en la esquina del sillón,
recostado sobre el almohadón
con sus flecos blancos como plumas al
viento de los pájaros del amor.
Tu recuerdo sobreviviendo
al tedio de la siesta,
de la ciudad inmensa, adormecida,
ignorante de mí, ensoñando
los colores de los cerros en
la luz del mediodía norteño.
Edgardo D’Alvia
PALABRA AJENA
Recorro el andén...
momento de la espera
último tren que se retrasa.
A lo lejos las ciudades se muestran pequeñas,
silencio que vacía de gente
la estación que bordea mil escenas.
Retiene mi recuerdo
la foto del hombre que jamás conoceré,
cuando nos encontremos, cada vez
seremos otros.
Estoy en la estación esperando
un tren que no sabe dar vueltas,
“estoy en la estación...”
palabra ajena.
Nora Cóliva
PARA NO MORIR II
Para no morir,
saldré a matar
mi propia muerte.
Me burlaré
del recodo en el camino.
Para no morir
Callaré que te quiero mas que siempre.
Para no morir
ensayo sombras y canciones
bailo al compás de velas encendidas.
Para no morir
recuerdo mi cuerpo joven
y a mi lado
tu paz... tendida.
Para no morir
niego que ya estás muerto,
y claudicando todos los silencios
espero tus respuestas.
Nora Cóliva
ERA EL HAMBRE
En dolorosos presagios,
era el hambre del decir
el que nos cobijaba
cual deuda con nosotros
y los otros.
La rémora de dolor
solía marcar el rumbo
de los tiempos
mientras la vida pasaba.
Fuimos los forjadores de ilusiones
abrevando lo posible sin inocencias.
Nuestro ser y sus ansias nunca se saciarán.
Jorge Montironi
LA SIESTA INTERRUMPIDA
La rueda gira a una velocidad lenta
cautivando almas impiadosas.
Norte designado por pasos no dados aún.
Esquiva primavera que se hace luz permanente.
Incesante alarde vano de la llegada.
Restos profundos perturbados de ilusiones
hablarán de la siesta interrumpida.
Los movimientos del universo,
finos hilos de agua entre los dedos
presagian que habrá torbellinos en tu partida.
Jorge Montironi
domingo, 28 de noviembre de 2010
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