martes, 28 de octubre de 2014

PEQUEÑO TESTAMENTO



Esto que de noche fulgura
en el casco de mi pensamiento,
huella nacarada de babosa
o esmeriles de vidrio pisoteado,
no es lámpara de iglesia o de taller
que alimente
clérigo rojo o negro.
Sólo este arco iris puedo
dejarte como testimonio
de una fe que fue combatida
de una esperanza que ardiera más lenta
que un duro leño en la chimenea.
Conserva su ceniza en el espejito
cuando, extintas las lámparas,
la sardana se vuelva infernal
y un sombrío Lucifer baje sobre una proa
del Támesis, del Hudson o del Sena
sacudiendo sus alas de betún semitruncadas
de cansancio a decirte: es la hora.
No es una herencia, no es un amuleto
que ampare del golpear de los monzones
sobre la telaraña de la memoria,
pero una historia dura tan sólo en la ceniza
y persistencia es sólo la extinción.
Exacto era el indicio: quien lo ha reconocido
no puede fracasar al encontrarte.
Cada uno reconoce a los suyos: el orgullo
no era huida, la humildad no era
vileza, el tenue resplandor difuminado
allá abajo no era igual al de un fósforo.

EUGENIO MONTALE

1 comentario:

  1. Hoy encuentro al infierno y al demonio en dos de tus espacios...
    Aquí recién comienza el día... me los seguiré encontrando?

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